Bajo los efectos de la fiebre decidí separar en cinco grupos los dibujos y les dí extraños nombres: Bienquemal, Malquebien, Lové?, Para:De: y Sueños. Este último siendo de formato vertical. Por lo tanto separé en cinco libros y no uno la colección que llamé Alegrafías. Salieron en tropel las portadas y, para cuando hice la de Pra:De:, ya estaba aliviado.
Llevé el Cd con los archivos a las oficinas de Derechos de Autor para registrarlos. Era lunes y caminé hasta una tranquila oficina al fondo de un edificio localizado al fondo de una calle cerrada para enterarme que cada viernes se envía al DF todo lo que se junte y luego habría que esperar dos meses más para obtener tan solo el registro. Mejor partí al DF.
Con todo y el ahorro de tiempo pasaron dos meses para obtener lo necesario. El presupuesto hecho por el impresor aumentó grandemente dados los acontecimientos financieros globales acontecidos en ese inter. Ni modo, la suerte de los garabatos ya estaba echada.
Una semana era el tiempo que me pidió el impresor para hacer los cinco libritos, pero una serie de viscicitudes propias de las artes trágicas alargaron a tres semanas el trabajo.
Finalmente, cincomil ejemplares encerrados en paquetes de papel craft yacían en el patio de la casa de mi madre, insistente promotora de este proyecto desde hacía ya varios lustros!
Y ahora la presentación...
